
«…La sonrisa amable y franca. Tierna. Dispuesta a escuchar y apoyar. Humilde, acogedora. Toleraba abusos sin someterse, para señalarlos y a quienes abusaban. Entendió la autoridad como el ejemplo, motivada siempre por sentir el dolor de la injusticia en carne propia. Cristina Bautista era muy incómoda. Incomodó a machos, a egoístas, a envidiosos, a celosos. Incomodó al poder que supo diferenciar claramente de la autoridad…»